Monumento a la Masonería Universal

En la segunda rotonda de la Avenida Reyes Católicos, el sábado 19 de diciembre de 2015, las Logias del Valle de Salta,

Nombres que enorgullecen a la Masonería Argentina

La Masonería Argentina tiene el orgullo de haber contado en sus filas a hombres que participaron en la construcción de una Nación progresista,

Contribuyendo al Arte de la Ciudad

En adhesión al Bicentenario de la Batalla de Salta, el 20 de febrero de 2.013 la Augusta y Respetable Logia “General Belgrano”...

Simbología en la Arquitectura Sacra

La Masonería se organiza y estructura sobre el gremio de los iniciados en el Arte Real de la Construcción...

Tiempo de Cuaresma

La Orden masónica impulsa el uso de la razón para buscar la Verdad y la Belleza...

sábado, 18 de marzo de 2017

La Masonería en la “heráldica” nacional - ESCUDO NACIONAL ARGENTINO

Desde de la Primera Junta Gubernativa hasta el Segundo Triunvirato se había seguido usando el escudo de armas de la corona española, pues se mantenía la estrategia de “disfrazar” la insurgencia, de modo de deslegitimar toda posible reacción realista, evitando proclamar abiertamente la independencia, estrategia conocida como  “la máscara del Rey Don Fernando VII”.
El Escudo argentino, uno de los primeros en la ”heráldica” de las nuevas Naciones americanas, fue adoptado por la Asamblea General Constituyente y Soberana de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata, cuando por Decreto del 12 de marzo de 1813 -firmado por Hipólito Vieytes (masón), y Tomás Antonio Valle, secretario y presidente respectivamente-, dispusoque el Supremo Poder Ejecutivo use el mismo sello de este Cuerpo Soberano, con la sola diferencia de que la inscripción del Círculo sea la de Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata”.
La Asamblea inició sus sesiones el 31-01-1813, y hay al menos dos documentos que prueban el uso del distintivo por la misma, ya con anterioridad al 12-03-1813, pues se conservan dos cartas de ciudadanía expedidas por aquélla el 22 de febrero en las que aparece por primera vez el escudo estampado en un sello de lacre. Una de ellas (que se encuentra guardada en el Museo Histórico Nacional) fue extendida a favor de don Antonio Olavarría, mientras que la otra fue otorgada al extranjero Don Francisco de Paula Saubidet. Ambas están firmadas por el general Alvear, presidente del Cuerpo, y por el secretario Vieytes.


La autoría del Escudo
Una de las primeras medidas de la Asamblea fue encomendar al diputado por la Provincia de San Luis, Agustín José Donado (masón), la confección de un sello nuevo, para legalizar los documentos emitidos por el cuerpo legislativo.
 No sabemos si fue el propio Donado el autor el diseño del escudo -pues era dibujante e imprentero-; o si fueron los artistas peruanos Isidro Antonio de Castro, o Juan de Dios Rivera. Lo que sí se sabe es que este último –Rivera-, confeccionó el cuño definitivo del sello, que devendría en nuestro Escudo Nacional, elaborado de plata y bronce; pues en el Archivo General de la Nación se ha encontrado un reclamo elevado por este artista al Gobierno, solicitando el pago de dos sellos por él confeccionados (uno para la Asamblea y otro para el Poder Ejecutivo del Estado); que le fueran encomendados por el diputado Donado.

Estilo Peruano
La autoría del sello podría corresponder al artista peruano Isidro Antonio de Castro. Consideremos que la Asamblea comenzó a sesionar el 31 de enero de 1813 y el primer registro del sello de ese cuerpo data del 22 de febrero de ese año. Tan exiguo lapso y la ausencia de actas de la Asamblea de donde surjan el debate, la encomienda y la aprobación del sello, permiten suponer que la iniciativa de un nuevo sello pudo haber sido del Primer Triunvirato (más específicamente, por el triunviro Bernardino Rivadavia), a Isidro Antonio de Castro, residente por ese entonces en Chile.
En agosto de 1812 Castro habría remitido a Rivadavia dos diseños. Estos bocetos se guardaron.  Encomendado por la Asamblea General Constituyente y Soberana, el Diputado Agustín José Donado podría haber accedido a los dibujos de Isidro Antonio de Castro, eligió uno de ellos, y se lo pasó a Juan de Dios Rivera, para que éste elaborara el cuño del sello, que efectivamente utilizó tiempo después la Asamblea. Lo cierto es que ninguno de los bocetos Isidro Antonio de Castro se ha conservado.
 Lo que sí es cierto, es que el autor del dibujo del futuro Escudo Nacional fue un artista con fuerte influencia peruana; como lo denota el sol marcadamente incaico que corona el sello y el gorro frigio que remata en una borla -característica de los pueblos que habitan el altiplano, que no se observa en los gorros frigios originarios o los que vemos en las obras de arte europeas. Tengamos presente que hay versiones que sostienen que en el diseño habría colaborado Bernardo de Monteagudo (masón); en tanto otras recuerdan que el propio Manuel Belgrano (también masón), habría prometido a Juan Bautista Condorcanqui Monzjarrás (Tusngasuca 1747 Buenos Aires 1827), descendiente del Inca, que en la heráldica de las Provincias Unidas habría algún símbolo incaico.

Manipulación del Escudo Patrio
Marcelo Valko, psicólogo de la UBA, investigador e historiador, sostiene que “Algunas de las pruebas que evidencian la intención de los revolucionarios de 1810 para integrarnos a la historia americana se encuentran invisibilizadas ante nuestros propios ojos por los ideólogos de la historia oficial, entre los que se destaca Mitre, que calificaba de ‘amalgama extravagante’ la asociación de las antiguas tradiciones indígenas y las nuevas aspiraciones de la independencia y libertad”.  Refiere con esto a la manipulación del Escudo de las provincias Unidas del Río de la Plata, cuyo gorro frigio originario llevaba una borla, tal cual se advierte tanto en la Bandera del Ejército del Norte como en la del Ejército de los Andes.
La enseña que Manuel Belgrano hace bendecir en la Iglesia Matriz de Jujuy por el Canónigo Juan Ignacio de Gorriti, y juran solemnemente luego las tropas, fue luego donada por el prócer al Cabildo de Jujuy, y se preserva como  Bandera Nacional de la Libertad Civil. SE verifica en ella la borla en el gorro frigio.
La Bandera del Ejército de los Andes fue bordada por las monjas del Monasterio de la Buena Enseñanza, María de los Remedios de Escalada y las damas patricias mendocinas, quienes donaron perlas, diamantes y otras piedras preciosas de sus joyas y lentejuelas de oro de sus abanicos. El 5 de enero de 1817 el General Don José de San Martín y sus soldados prestan juramento a dicho Pabellón, que se conserva en Mendoza y en el se observa el detalle del gorro frigio con la borla incaica.
El historiador, escritor y periodista Osvaldo Bayer afirma: “Qué espíritu profundo la de nuestros patriotas de Mayo. Querían amalgamar los ideales de la humanidad que luchaba en ese tiempo por la Igualdad en Libertad, con símbolos de la tierra americana. Y está allí, en el gorro frigio con la borla incaica. Un espíritu de fraternidad entre los pueblos originarios y los que eran ya hijos de los europeos venidos a estas tierras. Los ideales de una humanidad fraterna pero también con los rastros de las culturas autóctonas.”
El gorro frigio es un símbolo de larga tradición, que encuentra su origen en el que usaban los libertos de la Roma imperial. La borla fue una estilización al uso de los hombres de las naciones andinas.
El Decreto Ley Nº 10.302 del 24-04-1944 del Presidente de facto Edelmiro Julián Farrel, que define el uso y tratamiento de los símbolos patrios, expresa en uno de sus considerandos: “…Que al adoptarlo ahora como se encuentra diseñado en la documentación de la Asamblea, cree prudente el Poder Ejecutivo no entrar a considerar objeciones de carácter estético o de otras clases opuestas al Sello, y en especial a algunos de sus atributos, pues su reforma escapa a las facultades del Poder Ejecutivo, ya que son instituciones de carácter constitucional;…”, para concluir desconociendo el gorro frigio con borla incaica.
No debe extrañarnos tal concepción, valga como ejemplo de la europeización de sectores de la sociedad y del poder de la Argentina, lo acaecido en 1983 en ocasión del retorno a las instituciones democráticas. El bastón que como símbolo de mando se entregaba a los Presidentes argentinos era de estilo inglés, de caña de malaca con regatón y empuñadura de oro, y guardas de estilo neoclásico. Fue el platero criollo Juan Carlos Pallarol quien, requerido para la tarea de confección de un nuevo bastón para el Presidente electo, Dr. Don Raúl Ricardo Alfonsín, propuso un modelo americano, madera de urunday en vez de caña de malaca, y regatón y empuñadura de plata en vez de oro. En vez de guarda neoclásica, veinticuatro cardos que representaban a cada provincia, sumado a tres pimpollos sin florecer en alusión a las islas del Atlántico Sur (Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur). Solo un detalle de oro: el Escudo Nacional. Las autoridades del Gobierno de facto no aceptaron el diseño, por lo que se elaboraron dos bastones, uno tal cual lo exigían los militares, que el Presidente Alfonsín recibió en el acto de su investidura, y otro con el diseño criollo de pallarols, que fue el que luego utilizaría el líder radical durante su presidencia.



Juan de Dios Rivera
Juan de Dios Rivera nació en la ciudad imperial de Cusco, en el Virreinato del Perú, alrededor del año 1760. Fue hijo del español Alonso de Rivera y de la ñusta Juana de la Concha Túpac Amaru (ñustas eran las princesas del Imperio Incaico). Su nombre originario en quechua era Quipte Tito Ahpauti Concha Tupac Huáscar Inca. Esta posición convertía a Juan de Dios Rivera en primo de Túpac Amaru II, el último de los Incas, protagonista de la más importante sublevación aborigen independentista en la América hispana durante el siglo XVIII.
Al ser derrotado Túpac Amaru II en Tinta en 1781, ese mismo año, Rivera y su familia llegaron a la ciudad argentina de Córdoba, de ésta ciudad pasó a Luján. Aquí estuvo a punto de morir de fiebre, pero se salvó, por lo que sintió que estaba en deuda con la Virgen de Luján y decidió compensarla. Algunos años más tarde, ya instalado en Buenos Aires y casado con Mercedes Rondeau, realizó un grabado de Nuestra Señora del Luján en forma gratuita. El obispo porteño, Manuel Azamor, vio el negocio y mandó hacer miles de copias, aclarando que quienes las compraran recibirían 120 días de indulgencia, es decir cuatro meses de pecados perdonados. La ofrenda de Rivera terminó convirtiéndose en el mayor éxito de ventas de 1789.
Cuando tuvo que confeccionarse el sello del Real Consulado de Buenos Aires, donde Manuel Belgrano se desempeñaba como Secretario Perpetuo, se acudió a Rivera para elaborarlo; tarea que el “Inca” cumplió eficazmente. Este es el antecedente más importante, relacionado con la encomienda que posteriormente el Diputado por San Luis a la Asamblea del Año XIII, Donado, le haría. Rivera tenía experiencia en el diseño y confección de sellos oficiales. Es obra suya el único retrato fiel del rostro de Mariano Moreno por el cual sabemos qué aspecto físico tenía el prócer.

El Escudo Nacional encuentra su modelo en el sello
de un salvoconducto francés

Un investigador francés destacó la similitud de nuestro emblema con un salvoconducto usado por miembros de un club masónico revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa entre 1790 y 1793, en París.
La relación surgió en año 1987, cuando Francia se aprestaba a festejar el Bicentenario de la Revolución de 1789. El programa de festejos incluía un coloquio en la Universidad de la Sorbona, destinado a examinar la influencia de la Revolución sobre los movimientos independentistas en la América latina. El embajador argentino en París era por entonces Don Carlos Ortiz de Rozas, quien se ocupó de las investigaciones que permiten nueva luz sobre el origen de nuestro Escudo Nacional.
La similitud entre aquel sello galo y nuestro Escudo exime de mayor discusión. La  Directora del Departamento de Grabados y Fotografías de la Biblioteca Nacional de Francia, Laure Beaumont-Maillet, explicó al embajador Ortiz de Rozas que, a su entender, el movimiento del azul de la mitad superior del escudo se asemeja a pequeñas olas, por lo que podría indicar que los diputados que lo usaban como credencial para ingresar a la Asamblea Nacional provenían de una región marítima de Francia.

Las manos estrechadas
Las manos que se estrechan simbolizan el compromiso fraterno de los “pueblos de la ínclita unión”, al decir de Vicente López y Plantes (Himno Nacional Argentino). El modo en que se enlazan ambas manos guarda especial significancia para los miembros de la Orden masónica, exteriorizando la vinculación de la misma a la causa emancipadora. El símbolo puede verse también en el emblema usado por el club  masónico revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa entre 1790 y 1793.















martes, 7 de marzo de 2017

8 de Marzo - Día Internacional de la Mujer

Desde 1910, cada 8 de marzo se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. La fecha se habría instalado a partir de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague.

No obstante el reconocimiento de la igualdad entre el hombre y la mujer que en la legislación y en la doctrina  de países como el nuestro se ha logrado, mucho es lo que resta por trabajar en pro de la misma.

La violencia de género es un tema acuciante, vergonzante, que señala la necesidad de modificar preceptos culturales. El Derecho Penal parece no ser eficiente, es necesario definir una política criminológica que, actuando, prevenga.


Desde la Masonería, nuestra adhesión a las luchas de y por las mujeres; madres, hermanas, esposas, hijas. Y nuestro especial saludo a las Queridas Hermanas de las  dos Logias femeninas del Valle de Salta, A.·.y R.·. L.·. Acacia Nº 4 y A.·.y R.·. L.·. Pachamama Nº 12.



Marie Curie

Ana Frank

Eva Duarte

Teresa de Calcuta

Golda Meir

Benazir Bhutto

Rigoberta Menchú

Malala Yousafzai

domingo, 5 de marzo de 2017

Tiempo de Cuaresma

PESAJ – PASCUA – SOLSTICIO DE INVIERNO

La Orden masónica impulsa el uso de la razón para buscar la Verdad y la Belleza. Por tal razón promueve el desarrollo de las ciencias, y se abstiene de todo dogma.
No obstante ello, por aquello de la imposibilidad de absolutos, comparte y hasta hace uso de conocimientos o tradiciones arraigadas en las mas variadas expresiones culturales y religiosas, esto se advierte con mucha claridad en el desarrollo de sus rituales. De tal modo, aquella diferencia aparentemente insalvable entre la razón y el dogma se desdibuja, permitiéndonos buscar puntos compatibles.
El Catolicismo se adentra en el tiempo de Cuaresma, tiempo de reflexión y maduración espiritual, y esto nos permite buscar puntos de contactos entre las religiones y la Hermandad Masónica.

PESAJ: Con el Pesaj el Pueblo hebreo rememora su salida de Egipto, hito que marca la conciencia de los descendientes de Jacob de su identidad, entendida en términos de nación libre y provista de una Ley. Es una festividad de siete días de duración, que se inicia el 15 de nisán (ocho días en los Países de la diáspora, a efectos de salvar cualquier error de cálculo, pues la festividad se establecía en referencia a la primavera – tiempo de maduración de los cultivos de cebada en Jerusalén). Nisán (marzo-abril en el calendario gregoriano), es el primer mes del año en el calendario hebreo bíblico, que comienza con el equinoccio de primavera y dura siempre 30 días.
El Pesaj rememora la liberación de la Nación Hebrea del yugo del Faraón, en  Egipto, y se inicia en la primera luna llena después del equinoccio vernal. Comienza con la cena de Séder, para la cual se sacrifica un macho de cordero o cabra sin manchas, previamente seleccionado, acompañándose con pan ázimo (matzá, pues la apresurada salida de Egipto no dio tiempo a levar los panes), y hierbas amargas remojadas en vinagre (recordando la tristeza de la esclavitud).
El Pesaj se cierra recordando el día en que el Mar Rojo se abrió para permitir el paso del Pueblo Judío, para cerrarse luego cubriendo al ejército del Faraón, concluyendo así definitivamente el tiempo de esclavitud. Día dedicado al reconocimiento y alabanza del Señor, liberador del Pueblo.
Éste año 2017 Pesaj comenzará en el atardecer del 10 de abril, para concluir el 18.

PACUA: Podríamos interpretar que, del mismo modo en que el Pueblo Judío festeja el Pesaj marcando el reconocimiento de su identidad como nación; la Pascua católica señala un nuevo inicio para el Pueblo de Dios (una identidad distinta).
El Pueblo Católico festeja la Semana Santa, conmemorando la Pasión de Jesucristo. Se inicia ésta el Domingo de Ramos, recordando el ingreso de Jesús a Jerusalén, montado humildemente sobe un asno. El Jueves Santo, primera noche de la “fiesta de los panes ázimos”, con la eucaristía (consagración del pan y del vino transmutando en el cuerpo y la sangre del Hijo de Dios),  se concreta un nuevo “Pacto”. Tras la crucifixión del Cordero el viernes, la Pascua  concluye con el Domingo de Resurrección (el triunfo de la Vida sobre la muerte), primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera.
Al igual que el Pesaj, la Pascua es un tiempo de introspección, días de reflexión.

SOLSTICIO DE INVIERNO: Lejos y ajena tanto al Pesaj como a la Pascua –liturgias plenas de historia, tradición y fe-, la Masonería celebra los solsticios. Fechas ésta destacadas por las mas antiguas y diversas culturas, cargadas de simbolismo y señaladas con un ritual específico, elementos éstos en que regocijan a la Orden, porque en ellos encuentra identidad.
Astronómicamente se explica al solsticio de invierno como el instante en que la posición del sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste (−23º 27’). Dependiendo de la correspondencia con el calendario, el evento del solsticio de invierno tiene lugar entre el 20 y el 23 de junio en nuestro hemisferio sur. En términos más simples, corresponde al día de menor duración del año, y por ende a la noche más larga, lo que marca el inicio del invierno.
La Masonería, en su sincretismo, toma la tradición de culturas ancestrales, verbigracia el culto al Dios Jano en Roma,  para celebrar esta fecha como tiempo de reflexión, propia del hombre que, sumido en la oscuridad, dispone su razón y su espíritu hacia la Luz. La noche da paso al día, el invierno a la primavera, la vida y la muerte se suceden posibilitando la constante regeneración. René Guenón nos señala que “…para el profano, la mayor luz se halla en el mediodía o en el solsticio de verano…, para el iniciado, La Gran Luz la encuentra en el solsticio de invierno, pues en su búsqueda interna se ha dirigido hacia el conocimiento del sol de medianoche.”.
Las naciones andinas –precolombinas-, también confieren una significación especial al solsticio de invierno. Según ellas, las fuerzas espirituales y físicas se concentran para emerger en los meses siguientes, floreciendo a la vida. Se potencian las cualidades del espíritu, abriendo la conexión interna a una mayor fluidez con la fuente de la consciencia. Si podemos alinearnos con estas coordenadas cósmicas, nuestras oraciones, pedidos y rogativas son escuchados por el Universo y precipitados sin obstáculos. La mente, armonizada con el cosmos, sincroniza nuestra energía consiguiendo un equilibrio con la vibración del resto del Universo.

No podemos soslayar la conmemoración católica de San Juan Bautista, el 24 de junio, noche para encender fogatas y congregarse en derredor. Del Bautista dijo Jesús:  “Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.” (Juan 5:35). Cabe aclarar aquí que las Logias masónicas se reconocen en sus tres primero grados como Logias de San Juan, pero no identificadas con el Bautista o el Evangelista, sino con San Juan el Limosnero o San Juan de Jerusalén.
El solsticio de invierno es una fecha en la cual nos disponemos espiritual y psíquicamente para regresar a la Luz de la cual nos percibimos tan distantes.

Las diferencias nos enriquecen, las coincidencias nos unen.



Simbología en la Arquitectura Sacra

La Masonería se organiza y estructura sobre el gremio de los iniciados en el Arte Real de la Construcción. Los símbolos y alegorías de aquella cofradía de los constructores de las catedrales medievales fueron y son útiles para ejemplificar y transmitir el conocimiento aquilatado durante siglos. La Orden hace uso del sincretismo.
Esto explica porque muchos símbolos que utiliza la Hermandad masónica aparecen en grandes construcciones, esparcidas por todo el Orbe. No es ésta un exposición exhaustiva; pretendemos simplemente señalar esta peculiaridad que es útil para encontrar coincidencias entre instituciones que, no obstante un aparente antagonismo sustancial, muestran al hombre siempre en búsqueda de verdad y belleza.
Recordemos que el estilo gótico (goético: mágico), se desarrolló en Europa desde finales del siglo XII hasta el Renacimiento (últimos siglos de la Edad Media), y se manifestó principalmente en la arquitectura, con el arco apuntado, la bóveda de crucería y los pináculos. En las grandes catedrales, la altura y la luz eran un reconocimiento a la grandeza de Dios y, al mismo tiempo, la capacidad de sus hijos.
Son muchos los símbolos que se reproducen en grandes catedrales y mas modestas iglesias, que a cualquier observadores desprevenido puede asombrar.

DEMONIOS CUSTODIOS: Puede sorprender que muchos templos cristianos –al igual que tantos otros de culturas y religiones orientales-, estén protegidos por imágenes demoníacas. ¿Quienes mejor que los ángeles caídos para proteger el paso de los enemigos de Dios?. Las famosísimas gárgolas de Notre Dame, o el demonio Asmodeo sosteniendo la pila de agua bendita en la iglesia de Rennes le Château, o las figuras satánicas en las jambas de la puerta occidental de la Catedral de Ávila (Posiblemente Gog y Magog), intimidando al visitante. Unos pocos ejemplos de las muchas expresiones que podemos buscar en los recintos sagrados.

¿ SOFÍA EN NOTRE DAME ?: En la Catedral de Notre Dame, a la entrada, de cara a la plaza, la imagen  de  una  mujer  cuya  frente  toca  las  nubes. Sentada  en  un  trono,  con un cetro -símbolo de soberanía-, en su mano izquierda; mientras que en la derecha lleva dos libros, uno abierto (conocimiento público, exotérico), y otro cerrado (conocimiento esotérico, hermético, reservado a los iniciados). Sobre su pecho una escalera de nueve peldaños, la paciencia que deben tener sus fieles en el curso de las nueve operaciones sucesivas de la labor hermética. Se trata de la Alquimia, la transmutación de la materia en espíritu, en la búsqueda del reencuentro con la luz.

EL VIEJO ALQUIMISTA: También en Notre Dame, ascendiendo por la escalera caracol, al llegar cerca del eje medial, en el ángulo entrante de la torre septentrional, nos encontramos con un viejo alquimista, en piedra, cubierto con un gorro frigio. En los misterios de Eleusis se le preguntaba a quien sería iniciado si se sentía con la fuerza, voluntad y la abnegación necesarias para intervenir en la Gran Obra, si persistía en el esfuerzo, le ponían un gorro rojo sobre la cabeza indicándosele; “Cúbrete con este gorro, que vale más que una corona real”. Esta especie de sombrero, llamada liberia, era propio de los esclavos liberados –libertos-. Sería luego el gorro frigio, símbolo del librepensador, de la Libertad que prescinde de todo dogma y se guía sólo por la razón.

EL OJO QUE TODO LO VE: Ya en el Rigveda (himnos de la cultura hindú,  que datarían del 1500 al 1200 a C., de tradición oral primero, luego escrito en sánscrito), encontramos referencias al sol y a otras deidades, como ser un ojo en el cielo, un ojo que revela la creación, o un ojo que nunca se cierra. Un símbolo de un alto nivel de conciencia despierta, que los seres espirituales avanzados tienen, y que una persona común puede potencialmente alcanzar.  El dios hindú Shiva tiene tres ojos, el tercero, de la frente, se conoce como el ojo de Shiva, poseedor de todo el conocimiento, que cuando se abre destruye todo lo que ve, el conocimiento que destruye el mal y la ignorancia. En el antiguo Egipto encontramos el Ojo de Osiris, también el de Horus y el de Ra, símbolos de protección, sanidad y restauración. Ya en el Medio oriente nos encontramos con el símbolo de un ojo en la palma de una mano, normalmente la mano derecha;  símbolo de protección contra el mal de ojo (la mala suerte provocada por los celos o envidias de los demás), y el peligro en general, y puede verse como un amuleto de la buena suerte en ese sentido. En Grecia y Turquía aparece el "Nazar", un sólo ojo, sin la mano, pero se utiliza de la misma manera y tiene el mismo significado que la Hamsa judía, es decir, para alejar el mal de ojo, en forma de amuletos o adornos colgantes, usualmente hechas de vidrio azul. En el cristianismo, el ojo que todo lo ve o "El Ojo de la Providencia" o "El Ojo de Dios" se ha utilizado como un símbolo por lo menos desde el siglo XVI. El ojo está el interior de un triángulo, y rodeado de rayos de luz, con el triángulo representando la Santísima Trinidad y el entero símbolo significando la omnipresencia de Dios y el ojo que todo lo ve observando la creación.

EL ROSETON: El propio vidrio no solo transforma la luz exterior blanca en mil colores, sino que ha sufrido en su materia la propia transformación alquímica a través del fuego, que le ha dado su color. Es el símbolo alquímico del tiempo necesario para la cocción de la materia filosofal y también de la propia cocción. El rosetón representa pues la acción del fuego y su duración. Por eso los artífices trataron de reflejar en sus rosetones los movimientos de la materia.




Contribuyendo al Arte de la Ciudad


En adhesión al Bicentenario de la Batalla de Salta, el 20 de febrero de 2.013 la Augusta y Respetable Logia “General Belgrano” Nº 250 concretó un aporte a nuestra Ciudad y sus expresiones artísticas.
En calle San Juan al 860 se inauguró un mural alusivo, obra del joven y ya conocido artista Juan Pablo ZARRA.
El mural, lleno de simbología, tiene al general Manuel Belgrano como figura central. En la mano derecha el prócer porta una espada flamígera,  en tanto en la izquierda una lanza con la que rompe una primer cadena que está identificada con la Corona española. Por delante quedan aún por quebrar tres cadenas, la de los dogmas que atan a la razón humana, la de los procesos dictatoriales, y la del imperialismo; es la labor que nos queda a los herederos de nuestros prohombres de la gesta independentista.
Por encima y por detrás de Belgrano asoma el “ojo que todo lo ve”, símbolo de la omnisciencia divina, muy atinada alegoría si recordamos las profundas convicciones cristianas del General.
Detrás de Belgrano, flanqueándolo, las figuras de un gaucho y de un exponente de las naciones originarias. De ambos sectores se nutrieron los ejércitos patrios, entre ellos los comandados por Belgrano, primero en la “Expedición al Paraguay” (1810-1811), y luego las sucesivas campañas al Alto Perú (1812-1813 / 1816-1819).  Tengamos presente el nivel intelectual y moral de Belgrano, quien imaginó siempre una muy grande Nación, progresista e inclusiva; baste para ello recordar el Reglamento que dicta para los Treinta Pueblos de las Misiones Jesuíticas un 30 de diciembre de 1810 (no bien iniciada la Revolución, documento incluido por Juan Bautista Alberdi en sus “Bases”), y su propuesta al Congreso Constituyente de una “monarquía temperada”, reinstalando la Casa de los Incas, y con sede en Cuzco. Ésta estrategia política permitiría consolidar una gran nación, unida bajo una autoridad  con legitimidad legal e histórica, y poder sumar a la causa emancipadora –militar-, a bastos sectores de orígenes precolombinos.
Sobre el horizonte pueden adivinarse perfiles oscuros,  figuras anónimas; es el pueblo en armas empeñado en la lucha libertaria que posibilitó que heredásemos  una Nación en la cual la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad son, desde entonces, presente y futuro.

Al fondo, sobre montañas y ríos de llanuras, ondean los pabellones albiceleste y wiphala, bandera de las naciones andinas, como eficiente recuerdo del mutuo compromiso entre Belgrano y las naciones originarias en Tierras de las Provincias Unidas . 

Alejamiento de Don Domingo Faustino Sarmiento de La Orden Masónica Argentina

Una de las figuras más discutidas de nuestra Historia patria es, indudablemente, el “Cuyano Alborotador”, tal como lo apostrofó el historiador J.I García Hamilton.
A diferencia de Don José de San Martín y Don Manuel Belgrano, Don Domingo Faustino Sarmiento sí se involucró en las luchas intestinas en los albores de nuestra Nación, erigiéndose en el “portavoz” del bando unitario u oligarquía porteña. Sobrados y fundados argumentos en favor y en contra de tan apasionado personaje tornan imposible mantenerse indiferentes ante su persona, acción y palabras. Pero como suele decir nuestro actual Gran Maestre, Dr. Nicolás Breglia, la Nación argentina no se explica sin su sistema de educación pública, y ésta tampoco sin la figura de Sarmiento.
El Gran Maestro de América honró los cuadros de la Masonería Argentina, llegando a presidirla durante el período 1882/1885 (renunció en 1883).
La terquedad o porfía del Sanjuanino no disminuía empero su capacidad intelectual. Poco antes de asumir la Primera Magistratura de la República, función desde la cual desarrollaría una de las gestiones más progresistas que registra nuestra Historia, convencido de que debía entregarse sin reservas a la delicada labor que se le encomendaba, decide alejarse de la Orden Masónica.
El 29 de septiembre de 1868 la Masonería argentina lo agasaja con un banquete, en ocasión de su elección como Presidente de la Nación. Fue esa la oportunidad para anunciar su alejamiento –temporario-, de la Institución, a efectos de no ofrecer dudas respecto a su compromiso con la Patria. Estimamos digno de recordar aquel discurso fraterno:

 “Al manifestar mi profunda gratitud por el sentimiento que nos reúne aquí hoy día, para darme pública muestra de simpatías, me creo en el deber de expresar francamente mi respeto, mi adhesión a los vínculos que nos reúnen a todos en nuestra sociedad de hermanos.
Llamado por el voto de los pueblos a desempeñar la primera magistratura de una República, que es por mayoría de culto católico, necesito tranquilizar a los timoratos que ven en nuestra institución una amenaza a las creencias religiosas.
Si la masonería ha sido instituida para destruir el culto católico, desde ahora declaro que yo no soy masón.
Declaro, además, que habiendo sido elevado a los más altos grados conjuntamente con mis hermanos los generales Mitre y Urquiza, por el voto unánime del Consejo de Venerables Hermanos, si tales designios se ocultan, aun a los más altos grados de la masonería, esta es la ocasión de manifestar que, o hemos sido engañados miserablemente, o no existen tales designios, ni tales propósitos. Y yo afirmo solemnemente, que no existen, porque no han podido existir, porque los desmiente la composición misma de esta grande y universal confraternidad.
Hay millones de masones protestantes y si el designio de la institución fuera atacar las creencias religiosas, esos millones de protestantes estarían conspirando contra el protestantismo y a favor por tanto, del catolicismo, de cuya comunidad están separados.
No debo disimular que S.S. el Sumo Pontífice se ha pronunciado en contra de estas sociedades. Con el debido respeto a las opiniones del Jefe de la Iglesia, debo hacer ciertas salvedades que tranquilizarán los espíritus.
Hay muchos puntos que no son de dogma, en que sin dejar de ser apostólicos romanos, los pueblos y los gobiernos cristianos pueden diferir de opiniones con la Santa Sede. Citaré algunos.
En el famoso Syllabus, S.S. declaró que no reconocía como doctrina sana ni principio legítimo, la soberanía popular.
Bien. Si hemos de aceptar esta doctrina papal, nosotros pertenecemos de derecho a la Corona de España.
Pero tranquilizaos. Podemos ser cristianos y muy católicos, teniendo por base de nuestro gobierno la soberanía popular.
El Syllabus se declara abiertamente contra la libertad de conciencia y la libertad del pensamiento humano.
Pero el que redactó el Syllabus se guardaría muy bien de excomulgar de la comunidad católica a las naciones cuyas instituciones están fundadas sobre la libertad del pensamiento humano, por miedo de quedarse solo en el mundo con el Syllabus en la mano.
Por lo que a nosotros respecta, tenemos por fortuna el Patronato de las iglesias de América que hace al Jefe de Estado tutor, curador y defensor de los cristianos que están bajo el imperio de nuestras leyes, contra toda imposición que no esté de acuerdo con nuestras instituciones fundamentales.
El presidente de la República debe ser, por la Constitución, católico, apostólico, romano, como el rey de Inglaterra debe ser protestante, católico, anglicano. Este requisito impone a ambos gobiernos sostener el culto respectivo y proceder lealmente para favorecerlo en todos sus legítimos objetos.
Este será mi deber, y lo llenaré cumplidamente.
Un hombre público no lleva al gobierno sus propias y privadas convicciones para hacerlas ley y regla del Estado. Monsieur Guizot, ministro de un rey católico, era protestante, adicto como el que más a su propia creencia, pero fiel expresión de las leyes de una nación católica.
Mas este deber no va hasta desfavorecer, contrariar, perseguir otras convicciones.
La libertad de conciencia es no sólo declarada piedra angular de nuestra Constitución, sino que es una de las más grandes conquistas de la especie humana. Digo más, la grande conquista por excelencia, pues de ella emana la emancipación del pensamiento que ha sometido las leyes de la creación al dominio del hombre.
Hay más todavía. El gobierno civil se ha instituido para asegurar el libre desarrollo de las facultades humanas, para dar tiempo a que la razón pública se desenvuelva y corrija sus errores a fin de que la utopía de hoy, sea la realidad de mañana. Si por tanto, hay una minoría de la población, y digo más, un solo hombre, que difiera honradamente y sinceramente del sentimiento de la mayoría, el derecho lo protege, con tal que no pretenda violar las leyes, sino modificarlas, modificando la opinión de los encargados constitucionalmente de hacerlas, pues para ese fin, para la protección de su pensamiento se ha construido el edificio de la Constitución; porque para él son las garantías establecidas por esa Constitución.
La reina Isabel de España prestando oído al visionario Colón, contra el sabio parecer de la humanidad entera de entonces, mostró por accidente, lo que la libertad del pensamiento ha repetido mil veces después, sin necesidad de mendigar el favor de una reina. El siglo presente, merced a la libertad del pensamiento, es un Colón colosal, múltiple, eterno, inmortal.
El vapor, el cable submarino, el gobierno republicano transformando el mundo en horas, porque años es ya mucho, son la obra de Colones que no llaman la atención, porque son ya vulgares, plebeyos, el pan de cada día de nuestro siglo.
Ya que he nombrado el cable, que es la más maravillosa aplicación de la electricidad, para poner en contacto a todas las naciones de la tierra, ¿qué decir de esa otra electricidad moral que liga a la parte más selecta de la humanidad, la masonería? Yo no he necesitado más en mis largos viajes que apretar la mano a un desconocido, sea príncipe, pastor, obrero, soldado; y si su corazón responde al contacto eléctrico, en el acto he visto iluminarse su semblante, y transformarse en amigo el extranjero.
¿Habrá de decirse, como algunos piensan, que esta asociación fue útil en la Edad Media, para defenderse contra las tiranías y superflua hoy, que la libertad garante todas las aspiraciones legítimas? Pero aún quedan dividiendo a los hombres, la tiranía de las lenguas diversas que les impiden comunicarse, la tiranía de las creencias diversas que los extrañan entre sí; la tiranía de las nacionalidades que los agrupan en campos hostiles; la tiranía de las opiniones y de los partidos que los hacen pueblos distintos en un mismo pueblo; y mientras tanto, en Inglaterra o en Entre Ríos, a un protestante, o a un cuákero, al francés o al italiano, al unitario o al federal, no se necesita más que aventurar un apretón de manos, para hacerse comprender simpáticamente, si no habla nuestra lengua; hacerse tolerar, si no creemos todo lo que él cree; hacer al menos que no nos ahorque, si no somos del mismo partido. ¿Es mala una institución semejante?
Y veamos sus efectos en nuestra vida íntima.
¿Era falso el dinero que los masones mandaron a Mendoza, en auxilio de los que escaparon del temblor? Son ineficaces sus esfuerzos, sus caridades, para remediar cuanta dolencia, cuanta miseria aflige a los desvalidos? ¿No merecen ni gratitud, ni estimación estos socorros? Y sin embargo, el Evangelio ha establecido expresamente lo contrario en la sublime parábola del Samaritano. El Samaritano, si no era el protestante del judaísmo, convendrán nuestros detractores, porque nosotros no lo aceptamos nunca, que los masones son los Samaritanos del Evangelio, de quien por su caridad era, según la palabra de Jesús, el prójimo la humanidad.
Estos son los beneficios exteriores de la masonería.
Los que ha producido moderando las pasiones, atenuando los odios civiles y religiosos, son inmensos.
Ella ha enseñado a ejercer la caridad que esta prescripta por el Divino Maestro, pero limitada a función sacerdotal. La masonería en esto realizaba el espíritu y el fundamento del cristianismo: “Amad al prójimo, como a ti mismo”.
Los masones profesan el amor al prójimo, sin distinción de nacionalidad, de creencias y de gobierno, y practican lo que profesan en toda ocasión y lugar.
Hechas estas manifestaciones, para que no se crea que disimulo mis creencias, tengo el deber de anunciar a mis hermanos, que de hoy en adelante, me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedades.
Llamado a desempeñar altas funciones públicas, ningún motivo personal ha de desviarme del cumplimiento de los deberes que me son impuestos; simple ciudadano, volveré un día a ayudaros en vuestras filantrópicas tareas, esperando desde ahora que por los beneficios hechos, habréis continuado conquistando la estimación pública; y por vuestra abstención de tomar como corporación parte de las cuestiones políticas o religiosas que concurrieren, logréis disipar las preocupaciones de los que por no conocer vuestros estatutos, no os consideran como el más firme apoyo de los buenos gobiernos, el más saludable ejemplo de la práctica de las virtudes cristianas, y los más caritativos amigos del que sufre.”.

Volvió Sarmiento a la Hermandad al cabo de su presidencia, para ser distinguido con el mas alto cargo de la Orden en Argentina, fue designado Gran Maestre. Nos hemos tomado la libertad de subrayar algunos párrafos que estimamos de actualidad; pero no podemos asumir el atrevimiento de observar o hacer mayores aportes a sus ilustradas palabras.
Como hemos reconocido al inicio, es una figura controversial, pero, también, fundamental en la Historia de nuestra querida Nación. Podemos señalar contradicciones en su vida y acción, podemos acusarlo de muchos errores y/o defectos, pero fue un hombre apasionado, a quien debemos entender en su pensamiento, carácter y contexto.

Rindiéndole el debido homenaje: “Gloria y Honor, honra sin par, para el grande entre los grandes…Sarmiento inmortal”.