Monumento a la Masonería Universal

En la segunda rotonda de la Avenida Reyes Católicos, el sábado 19 de diciembre de 2015, las Logias del Valle de Salta,

Nombres que enorgullecen a la Masonería Argentina

La Masonería Argentina tiene el orgullo de haber contado en sus filas a hombres que participaron en la construcción de una Nación progresista,

Contribuyendo al Arte de la Ciudad

En adhesión al Bicentenario de la Batalla de Salta, el 20 de febrero de 2.013 la Augusta y Respetable Logia “General Belgrano”...

Simbología en la Arquitectura Sacra

La Masonería se organiza y estructura sobre el gremio de los iniciados en el Arte Real de la Construcción...

Tiempo de Cuaresma

La Orden masónica impulsa el uso de la razón para buscar la Verdad y la Belleza...

lunes, 24 de abril de 2017

Cenotafio de Juan Bautista Alberdi

LA MASONERÍA ARGENTINA REINAUGURA
EL CENOTAFIO DE JUAN BAUTISTA ALBERDI


Hoy, 24 de abril de 2017, en el Cementerio de la Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires, la Masonería argentina reinaugura el cenotafio del insigne tucumano (cenotafio: monumento funerario en el cual no está el cadáver del personaje a quien se dedica), autor de las “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”. Tras el deterioro del exquisito monumento, la extensa obra de restauración fue llevada a cabo por la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, con el apoyo de sus talleres, artistas, artesanos y profesionales destacados.
Juan Bautista Alberdi nació en San Miguel de Tucumán, el 29 de agosto de 1810. Fue  abogado, jurista, economista, político, estadista, diplomático, diputado, escritor y músico argentino, y el autor intelectual de la Constitución Argentina de 1853. Su padre fue un comerciante vasco, dueño de una importante pulpería, que supo intervenir en la defensa de Buenos Aires en ocasión de las Invasiones Inglesas; su madre, una criolla de reconocida familia tucumana, que falleció al darlo a luz.
Inició sus estudios en el Colegio de Ciencias Morales de la Ciudad de Buenos Aires, para comenzar los superiores en la Universidad de Buenos Aires, continuándolos en la Universidad de Córdoba, luego en Montevideo, para finalmente  diplomarse como Doctor en Jurisprudencia en la Universidad de Chile.

De su obra “Bases” nos permitimos extraer, si bien arbitrariamente mas siempre con el máximo respeto, dos de sus párrafos que preservan plena vigencia: “La Constitución debe dar garantías de que sus leyes orgánicas no serán excepciones derogatorias de los grandes principios consagrados por ella, como se ha visto más de una vez. Es preciso que el derecho administrativo no sea un medio falaz de eliminar o escamotear las libertades y garantías constitucionales. Por ejemplo, la prensa es libre, dice la Constitución; pero puede venir la ley orgánica de la prensa y crear tantas trabas y limitaciones al ejercicio de esa libertad, que la deje ilusoria y mentirosa. Es libre el sufragio, dice la Constitución; pero vendrá la ley orgánica electoral, y  fuerza de requisitos y limitaciones excepcionales, convertirá en mentira la libertad de votar. …”.
Alberdi se preocupó y ocupó de los temas fundamentales de nuestra Nación en ciernes, así, respecto a la unión nacional supo considerar: “…La idea de una unidad pura debe ser abandonada de buena fe, no por vía de concesión, sino por convencimiento. Es un hermoso ideal de gobierno; pero en la actualidad de nuestro País, imposible en la práctica. Lo que es imposible, no es del dominio de la política, pertenece a la universidad, o si es bello, a la poseía. … La unidad no es el punto de partida, es el punto final de los gobiernos.; la historia lo dice, y la razón lo demuestra. …”.


Alberdi perteneció a la “Generación del ´37”, integrando en ese entonces el “Salón Literario”,  círculo de intelectuales de la época, enrolados en el llamado “movimiento romántico”, gestado por Marcos Sastre, del que supieron participar, entre otros, figuras de la talla de Miguel Cané (padre), Juan María Gutiérrez, Esteban Echeverría, y Vicente Fidel López.  El “Salón Literario” funcionaba como tertulias en las que se departía sobre literatura, arte y moda, influidos por el romanticismo europeo, y ofreció marco a la discusión de las nuevas ideas políticas. Presionados por el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, cerró a los seis meses; no obstante ello posibilitó luego la “Asociación de la Joven Generación Argentina”, y posteriormente la “Asociación de Mayo.
A fines de 1938 Alberdi se niega a prestar juramento de fidelidad al Gobierno de Juan Manuel de Rosas, se expresa su ferviente opositor, e inicia su exilio, primero a Montevideo, luego Europa y por último Chile. De regreso a nuestro País se desenvuelve en funciones legislativas y diplomáticas. En razón de un proyecto de Ley que impulsa el Presidente Julio A. Roca sus Obras completas son publicadas por el Estado Nacional.
Se manifestó contrario a la Guerra de la Triple Alianza en su obra “El crimen de la guerra”; y en razón de ello, Bartolomé Mitre se dedica a desacreditarlo por medio del Diario La Nación, e  impidiendo el consenso necesario en el Senado de la Nación para su designación como embajador en Francia.
Cansado y un tanto humillado decidió alejarse definitivamente del País. Partió rumbo a Francia el 3 de agosto de 1881 confesándole a un amigo: "lo que me aflige es la soledad". Murió en Nueilly-Sur-Seine, cerca de París, el 19 de junio de 1884. Sus restos fueron repatriados en 1889.  Embarcados el 28 de mayo de ese año a bordo del vapor "Azopardo", se los trasladó primero a la Catedral de Buenos Aires, donde se le rindieron honores hasta el 5 de junio, fecha en que se ubicaron en la bóveda de la familia Ledesma en el Cementerio de la Recoleta, que los albergó hasta ser depositados en el mausoleo erigido en un terreno donado por la Municipalidad de Buenos Aires. Actualmente descansan en un nicho construido en la Casa de Tucumán.
Alberdi fue miembro honorario de la Logia San Juan de la Fe Nº 20, actuó masónicamente en Buenos Aires, Francia y Montevideo, donde contó con la protección de Garibaldi  y Mazzini  e integró “La joven Italia”. Fue el encargado de llevar a Montevideo las Palabras Simbólicas de la citada Asociación de Mayo, fundada por Esteban Echeverría.
El 29 de agosto se conmemora en la Argentina el Día del abogado en su honor, recordando su nacimiento. Su pensamiento y acción sirven de ejemplo al profesional del Derecho, comprometiéndonos a una sociedad justa y progresista.

domingo, 16 de abril de 2017

Xenofobia

La xenofobia, temor o aversión exagerada al extranjero, es un sentimiento extraño a la sociedad argentina; circunstancias históricas y jurídicas así lo señalan.
Tras largas luchas intestinas, nuestra Nación alcanza a acordar su Ley Suprema (nuestro Contrato Social), recién en 1853. El Preámbulo es la antorcha que da luz a todo el texto constitucional, e ilumina de ese modo toda la normativa que da estructura política y jurídica al Estado. Es en éste exordio donde los Constituyentes proclamaron al Mundo que nuestra Nación es, ante todo, inclusiva, abierta a todos los hombres que quieran habitar nuestro suelo argentino.
A tal punto esa concepción progresista, que tras establecer en el art. 2º que “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano” (concepto que no debemos confundir con el de religión oficial del Estado, que nunca la tuvimos, mucho menos a partir de la reforma de 1994 cuando se modifica el viejo art. 76 -hoy 89-, que reservaba los cargos de Presidente y de Vicepresidente para un creyente de esa fe); en el art. 14, al declarar los derechos fundamentales, reconoce el de profesar libremente el culto de cada quien.
La consagración de éste derecho fundamental está íntimamente ligada al interés en la inmigración y fue, según los diarios de debate, uno de los mas intensos en la Asamblea Constituyente en la Santa Fe de 1853. Se impuso el pensamiento de Juan Bautista Alberdi –entre otros-. El ilustre tucumano, que ilumino aquel tiempo con sus “Bases”, expresó en ésta su obra: “¿Queremos plantar y aclimatar en América la libertad inglesa, la cultura francesa, la laboriosidad del hombre europeo y de Estados Unidos?. Traigamos pedazos vivos de ella en las costumbres de sus habitantes y radiquémoslas aquí.”. “… Si queréis familias que formen las costumbres privadas, respetad su altar a cada creencia. … El dilema es fatal: o católica exclusivamente y despoblada; o poblada y próspera, y tolerante en materia de religión. … Traerlos sin su culto, es traerlos sin el agente que los hace ser lo que son; a que vivan sin religión, a que se hagan ateos. … Sosteniendo esta doctrina no hago otra cosa que el elogio de una ley de mi País que ha recibido que ha recibido la sanción de la experiencia. Desde octubre de 1825 existe en Buenos Aires la libertad de cultos, pero es preciso que esa concesión provincial se extienda a toda la República Argentina por su Constitución…”.
Como Nación hemos sido siempre abiertos, inclusivos; razonablemente, encontraremos “matices”, hechos o situaciones ajenas o contrarias a ésta filosofía moral y política que supieron definir nuestros prohombres; pero el odio al extranjero jamás ha sido característica de los argentinos, muy por el contrario. Se estima que entre 1870 y 1930 ingresaron al territorio argentino siete millones de extranjeros, principalmente europeos, que vinieron a trabajar y enriquecer cultural y económicamente nuestro País. Posteriormente, entre 1950 y 1980 se verificó un fuerte flujo de inmigración regional, principalmente de Naciones limítrofes, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Brasil, y Uruguay. ¿Acaso nuestra principales ciudades no poseen asociaciones españolas, italianas, israelitas, sirio libanesas?, ¿casas de paraguayos, uruguayos, bolivianos y tantas colectividades mas?.

Monumento al Inmigrante

Ahora bien, respecto a la xenofobia, ¿que podríamos definir como masones?. Sin retroceder mucho en la historia, en el Medioevo, se verifica el gremio de los constructores, estructura sobre la que se erigirá la Masonería; aprendices, compañeros y maestros, conocedores de las palabras de pases, se desplazaban por el Viejo Continente y por el Medio Oriente afanados en la construcción de templos y castillos. A esa circunstancia de libertad de tránsito se suma que en 1789, en ocasión de la Revolución Francesa, la Masonería logra imponer para la Humanidad toda, los valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Para no abrumarnos en un examen exhaustivo, recordemos sólo el art. 1º de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de aquel año:Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.”. Cabe pues preguntarnos ¿Cómo podríamos sostener y fundar ideas o sentimientos xenófobos sin traicionar nuestra historia y nuestras banderas?
En la actualidad resulta preocupante un creciente rebrote de formaciones y de actitudes xenófobas. Los conflictos interculturales raciales o religiosos, pero principalmente las crisis económicas y las guerras provocadas por la angurria de multinacionales petroleras o fabricantes y traficantes de armas, provocan grandes migraciones que los mismos generadores no están dispuestos a atender en razón de su irresponsabilidad social.
Como argentinos y como masones, no sólo no podemos asumir pensamientos o sentimientos xenófobos, sino que por convicciones debemos rechazarlos expresa y públicamente.


domingo, 2 de abril de 2017

Irredentas



“La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía.”
(Constitución Nacional Argentina – Disposición Transitoria Primera).

1982  –   2 de abril   -  2017
Nuestro recuerdo y homenaje a los Caídos y a los Veteranos de Malvinas

Nuestros Justos Títulos:
Las islas Malvinas son una continuidad geológica de nuestro territorio, emergiendo a menos de 400 km de nuestras costas, como parte de la plataforma continental patagónica.
España fundó sus derechos sobre las islas en las bulas Inter caetera y Dudum Siquidem del papa Alejandro VI en 1493, y en el Tratado de Tordesillas. Las islas habían sido descubiertas por barcos al servicio de España antes del supuesto descubrimiento atribuido a John Davis en 1592, en épocas en que el mero descubrimiento otorgaba derechos de dominio eminente.
El Decreto del 10-06-1829 del Gobernador de Buenos Aires, Don Martín Rodríguez, proclamaba: "Cuando por la gloriosa Revolución de Mayo del 25 de Mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominación de la Metrópoli, España, la España tenía una posesión material en las Islas Malvinas y de todas las demás islas que las rodean hasta el Cabo de Hornos; incluso, la que se conoce como la Tierra del Fuego; hallándose justificada y documentada aquella posesión por el derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las primeras potencias marítimas de Europa, y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires, de cuyo gobierno dependían por esta razón habiendo entrado al gobierno de la República Argentina en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre todas las provincias la antigua Metrópoli, España, …”.


           El precedente de 1770: (Informe recopilado por Patricio A. Mendiondo, Director de El Malvinense)
El 19 de febrero de 1770, la expedición española de Montevideo, comandada por Madariaga, llegó al Puerto de la Cruzada, y tras una descortés entrevista con Antony Hunt (comandante inglés), se retiró nuevamente a Montevideo. En la entrevista, el comandante español dirigió al inglés una protesta por la usurpación, a lo cual el aludido, le respondió que "estas islas pertenecen a Su Majestad Británica por derecho de descubrimiento", y que estaba allí para protegerlas.
Más tarde, se activaron los preparativos para la expedición armada a "Puerto Egmont", la cual partió de Montevideo el 8 de mayo, al mando de Madariaga. Se componía de cinco fragatas, alrededor de mil quinientos hombres y tren de artillería.
La guarnición inglesa estaba reducida a la corbeta Favourite, cuando los navíos españoles arribaron el 8 de junio. Los ingleses no se resistieron, entregaron las islas y firmaron una capitulación, donde los soldados y demás súbditos debían abandonar las islas.
Retirados los ingleses, el estupor y la cólera se acrecentaron cuando la corbeta inglesa llegó a Londres. Ambos países se preparaban para una guerra que parecía inevitable.
Cabe aclarar que el único establecimiento que Inglaterra poseyó, no se encontraba en la Gran Malvina, sino en el islote Saunders, al noroeste de las dos grandes islas.
El 16 de agosto España para no entrar en guerra con los ingleses entrega nuevamente el fuerte al capitán del navío Juno, donde volvieron a establecerse los ingleses, para luego abandonarlas definitivamente en 1774. Luego, en 1833, los británicos usurpan las Islas Malvinas, pero ya no a España, sino a la nueva Nación, Argentina.
        
       NUEVO ESCENARIO PARA LA CUESTIÓN MALVINAS:
Todos los Gobiernos argentinos, legítimos -de uno u otro partido-, y aún los de facto, han reclamado pública y formalmente la devolución de las Islas Malvinas por parte del Reino Unido.
La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit), no es un dato menor, pues plantea un nuevo escenario diplomático. Sin las obligaciones que implicaban la pertenencia al bloque, las demás naciones europeas recuperan su autonomía para posicionarse frente a la controversia por el archipiélago. España mantiene  un viejo reclamo territorial por el Peñón de Gibraltar.

Hoy, el 70 % del producto bruto interno de las Islas Malvinas depende de su acceso al mercado de la Unión Europea; de allí que en ocasión del referéndum del 2016 la Delegada del Gobierno de ese territorio de ultramar en Londres, Sukey Elizabeth Cameron, advirtió que la salida de Gran Bretaña de la UE podría resultar catastrófico para la frágil economía de las Islas.