sábado, 18 de marzo de 2017

La Masonería en la “heráldica” nacional - ESCUDO NACIONAL ARGENTINO

Desde de la Primera Junta Gubernativa hasta el Segundo Triunvirato se había seguido usando el escudo de armas de la corona española, pues se mantenía la estrategia de “disfrazar” la insurgencia, de modo de deslegitimar toda posible reacción realista, evitando proclamar abiertamente la independencia, estrategia conocida como  “la máscara del Rey Don Fernando VII”.
El Escudo argentino, uno de los primeros en la ”heráldica” de las nuevas Naciones americanas, fue adoptado por la Asamblea General Constituyente y Soberana de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata, cuando por Decreto del 12 de marzo de 1813 -firmado por Hipólito Vieytes (masón), y Tomás Antonio Valle, secretario y presidente respectivamente-, dispusoque el Supremo Poder Ejecutivo use el mismo sello de este Cuerpo Soberano, con la sola diferencia de que la inscripción del Círculo sea la de Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata”.
La Asamblea inició sus sesiones el 31-01-1813, y hay al menos dos documentos que prueban el uso del distintivo por la misma, ya con anterioridad al 12-03-1813, pues se conservan dos cartas de ciudadanía expedidas por aquélla el 22 de febrero en las que aparece por primera vez el escudo estampado en un sello de lacre. Una de ellas (que se encuentra guardada en el Museo Histórico Nacional) fue extendida a favor de don Antonio Olavarría, mientras que la otra fue otorgada al extranjero Don Francisco de Paula Saubidet. Ambas están firmadas por el general Alvear, presidente del Cuerpo, y por el secretario Vieytes.


La autoría del Escudo
Una de las primeras medidas de la Asamblea fue encomendar al diputado por la Provincia de San Luis, Agustín José Donado (masón), la confección de un sello nuevo, para legalizar los documentos emitidos por el cuerpo legislativo.
 No sabemos si fue el propio Donado el autor el diseño del escudo -pues era dibujante e imprentero-; o si fueron los artistas peruanos Isidro Antonio de Castro, o Juan de Dios Rivera. Lo que sí se sabe es que este último –Rivera-, confeccionó el cuño definitivo del sello, que devendría en nuestro Escudo Nacional, elaborado de plata y bronce; pues en el Archivo General de la Nación se ha encontrado un reclamo elevado por este artista al Gobierno, solicitando el pago de dos sellos por él confeccionados (uno para la Asamblea y otro para el Poder Ejecutivo del Estado); que le fueran encomendados por el diputado Donado.

Estilo Peruano
La autoría del sello podría corresponder al artista peruano Isidro Antonio de Castro. Consideremos que la Asamblea comenzó a sesionar el 31 de enero de 1813 y el primer registro del sello de ese cuerpo data del 22 de febrero de ese año. Tan exiguo lapso y la ausencia de actas de la Asamblea de donde surjan el debate, la encomienda y la aprobación del sello, permiten suponer que la iniciativa de un nuevo sello pudo haber sido del Primer Triunvirato (más específicamente, por el triunviro Bernardino Rivadavia), a Isidro Antonio de Castro, residente por ese entonces en Chile.
En agosto de 1812 Castro habría remitido a Rivadavia dos diseños. Estos bocetos se guardaron.  Encomendado por la Asamblea General Constituyente y Soberana, el Diputado Agustín José Donado podría haber accedido a los dibujos de Isidro Antonio de Castro, eligió uno de ellos, y se lo pasó a Juan de Dios Rivera, para que éste elaborara el cuño del sello, que efectivamente utilizó tiempo después la Asamblea. Lo cierto es que ninguno de los bocetos Isidro Antonio de Castro se ha conservado.
 Lo que sí es cierto, es que el autor del dibujo del futuro Escudo Nacional fue un artista con fuerte influencia peruana; como lo denota el sol marcadamente incaico que corona el sello y el gorro frigio que remata en una borla -característica de los pueblos que habitan el altiplano, que no se observa en los gorros frigios originarios o los que vemos en las obras de arte europeas. Tengamos presente que hay versiones que sostienen que en el diseño habría colaborado Bernardo de Monteagudo (masón); en tanto otras recuerdan que el propio Manuel Belgrano (también masón), habría prometido a Juan Bautista Condorcanqui Monzjarrás (Tusngasuca 1747 Buenos Aires 1827), descendiente del Inca, que en la heráldica de las Provincias Unidas habría algún símbolo incaico.

Manipulación del Escudo Patrio
Marcelo Valko, psicólogo de la UBA, investigador e historiador, sostiene que “Algunas de las pruebas que evidencian la intención de los revolucionarios de 1810 para integrarnos a la historia americana se encuentran invisibilizadas ante nuestros propios ojos por los ideólogos de la historia oficial, entre los que se destaca Mitre, que calificaba de ‘amalgama extravagante’ la asociación de las antiguas tradiciones indígenas y las nuevas aspiraciones de la independencia y libertad”.  Refiere con esto a la manipulación del Escudo de las provincias Unidas del Río de la Plata, cuyo gorro frigio originario llevaba una borla, tal cual se advierte tanto en la Bandera del Ejército del Norte como en la del Ejército de los Andes.
La enseña que Manuel Belgrano hace bendecir en la Iglesia Matriz de Jujuy por el Canónigo Juan Ignacio de Gorriti, y juran solemnemente luego las tropas, fue luego donada por el prócer al Cabildo de Jujuy, y se preserva como  Bandera Nacional de la Libertad Civil. SE verifica en ella la borla en el gorro frigio.
La Bandera del Ejército de los Andes fue bordada por las monjas del Monasterio de la Buena Enseñanza, María de los Remedios de Escalada y las damas patricias mendocinas, quienes donaron perlas, diamantes y otras piedras preciosas de sus joyas y lentejuelas de oro de sus abanicos. El 5 de enero de 1817 el General Don José de San Martín y sus soldados prestan juramento a dicho Pabellón, que se conserva en Mendoza y en el se observa el detalle del gorro frigio con la borla incaica.
El historiador, escritor y periodista Osvaldo Bayer afirma: “Qué espíritu profundo la de nuestros patriotas de Mayo. Querían amalgamar los ideales de la humanidad que luchaba en ese tiempo por la Igualdad en Libertad, con símbolos de la tierra americana. Y está allí, en el gorro frigio con la borla incaica. Un espíritu de fraternidad entre los pueblos originarios y los que eran ya hijos de los europeos venidos a estas tierras. Los ideales de una humanidad fraterna pero también con los rastros de las culturas autóctonas.”
El gorro frigio es un símbolo de larga tradición, que encuentra su origen en el que usaban los libertos de la Roma imperial. La borla fue una estilización al uso de los hombres de las naciones andinas.
El Decreto Ley Nº 10.302 del 24-04-1944 del Presidente de facto Edelmiro Julián Farrel, que define el uso y tratamiento de los símbolos patrios, expresa en uno de sus considerandos: “…Que al adoptarlo ahora como se encuentra diseñado en la documentación de la Asamblea, cree prudente el Poder Ejecutivo no entrar a considerar objeciones de carácter estético o de otras clases opuestas al Sello, y en especial a algunos de sus atributos, pues su reforma escapa a las facultades del Poder Ejecutivo, ya que son instituciones de carácter constitucional;…”, para concluir desconociendo el gorro frigio con borla incaica.
No debe extrañarnos tal concepción, valga como ejemplo de la europeización de sectores de la sociedad y del poder de la Argentina, lo acaecido en 1983 en ocasión del retorno a las instituciones democráticas. El bastón que como símbolo de mando se entregaba a los Presidentes argentinos era de estilo inglés, de caña de malaca con regatón y empuñadura de oro, y guardas de estilo neoclásico. Fue el platero criollo Juan Carlos Pallarol quien, requerido para la tarea de confección de un nuevo bastón para el Presidente electo, Dr. Don Raúl Ricardo Alfonsín, propuso un modelo americano, madera de urunday en vez de caña de malaca, y regatón y empuñadura de plata en vez de oro. En vez de guarda neoclásica, veinticuatro cardos que representaban a cada provincia, sumado a tres pimpollos sin florecer en alusión a las islas del Atlántico Sur (Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur). Solo un detalle de oro: el Escudo Nacional. Las autoridades del Gobierno de facto no aceptaron el diseño, por lo que se elaboraron dos bastones, uno tal cual lo exigían los militares, que el Presidente Alfonsín recibió en el acto de su investidura, y otro con el diseño criollo de pallarols, que fue el que luego utilizaría el líder radical durante su presidencia.



Juan de Dios Rivera
Juan de Dios Rivera nació en la ciudad imperial de Cusco, en el Virreinato del Perú, alrededor del año 1760. Fue hijo del español Alonso de Rivera y de la ñusta Juana de la Concha Túpac Amaru (ñustas eran las princesas del Imperio Incaico). Su nombre originario en quechua era Quipte Tito Ahpauti Concha Tupac Huáscar Inca. Esta posición convertía a Juan de Dios Rivera en primo de Túpac Amaru II, el último de los Incas, protagonista de la más importante sublevación aborigen independentista en la América hispana durante el siglo XVIII.
Al ser derrotado Túpac Amaru II en Tinta en 1781, ese mismo año, Rivera y su familia llegaron a la ciudad argentina de Córdoba, de ésta ciudad pasó a Luján. Aquí estuvo a punto de morir de fiebre, pero se salvó, por lo que sintió que estaba en deuda con la Virgen de Luján y decidió compensarla. Algunos años más tarde, ya instalado en Buenos Aires y casado con Mercedes Rondeau, realizó un grabado de Nuestra Señora del Luján en forma gratuita. El obispo porteño, Manuel Azamor, vio el negocio y mandó hacer miles de copias, aclarando que quienes las compraran recibirían 120 días de indulgencia, es decir cuatro meses de pecados perdonados. La ofrenda de Rivera terminó convirtiéndose en el mayor éxito de ventas de 1789.
Cuando tuvo que confeccionarse el sello del Real Consulado de Buenos Aires, donde Manuel Belgrano se desempeñaba como Secretario Perpetuo, se acudió a Rivera para elaborarlo; tarea que el “Inca” cumplió eficazmente. Este es el antecedente más importante, relacionado con la encomienda que posteriormente el Diputado por San Luis a la Asamblea del Año XIII, Donado, le haría. Rivera tenía experiencia en el diseño y confección de sellos oficiales. Es obra suya el único retrato fiel del rostro de Mariano Moreno por el cual sabemos qué aspecto físico tenía el prócer.

El Escudo Nacional encuentra su modelo en el sello
de un salvoconducto francés

Un investigador francés destacó la similitud de nuestro emblema con un salvoconducto usado por miembros de un club masónico revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa entre 1790 y 1793, en París.
La relación surgió en año 1987, cuando Francia se aprestaba a festejar el Bicentenario de la Revolución de 1789. El programa de festejos incluía un coloquio en la Universidad de la Sorbona, destinado a examinar la influencia de la Revolución sobre los movimientos independentistas en la América latina. El embajador argentino en París era por entonces Don Carlos Ortiz de Rozas, quien se ocupó de las investigaciones que permiten nueva luz sobre el origen de nuestro Escudo Nacional.
La similitud entre aquel sello galo y nuestro Escudo exime de mayor discusión. La  Directora del Departamento de Grabados y Fotografías de la Biblioteca Nacional de Francia, Laure Beaumont-Maillet, explicó al embajador Ortiz de Rozas que, a su entender, el movimiento del azul de la mitad superior del escudo se asemeja a pequeñas olas, por lo que podría indicar que los diputados que lo usaban como credencial para ingresar a la Asamblea Nacional provenían de una región marítima de Francia.

Las manos estrechadas
Las manos que se estrechan simbolizan el compromiso fraterno de los “pueblos de la ínclita unión”, al decir de Vicente López y Plantes (Himno Nacional Argentino). El modo en que se enlazan ambas manos guarda especial significancia para los miembros de la Orden masónica, exteriorizando la vinculación de la misma a la causa emancipadora. El símbolo puede verse también en el emblema usado por el club  masónico revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa entre 1790 y 1793.















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