lunes, 13 de febrero de 2017

Manuel BELGRANO

Manuel Belgrano (Nació en Buenos Aires, entonces Virreinato del Perú, Imperio español, el 3 de junio de 1770 - Murió en Buenos Aires, siendo ya las Provincias Unidas del Río de la Plata, 20 de junio de 1820). Su nombre completo fue el de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano y González. 
Estudió en el Real Colegio de San Carlos (antecedente del actual Colegio Nacional de Buenos Aires). Entre 1786 y 1793 estudió Derecho en las universidades españolas de Salamanca y Valladolid, donde se graduó como Bachiller en Leyes, con medalla de oro, a los 18 años de edad en la Chancillería de Valladolid, dedicando especial atención a la economía política. Por tal motivo, fue el primer presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía Política en Salamanca. Su destacado desempeño le forjó un prestigio tal el Papa Pío VI le concedió autorización para leer toda clase de literatura prohibida, aún obras consideradas heréticas. De esta manera tuvo acceso a los libros de Montesquieu, Jean-Jacques Rousseau y Filangieri; así como pudo imbuirse de las tesis fisiocráticas de François Quesnay. También leyó a los escritores españoles de tendencia ilustrada, como Gaspar Melchor de Jovellanos y Pedro Rodríguez de Campomanes, su maestro.
Siguió los acontecimientos de la Revolución Francesa de 1789, que le influyeron hasta el punto de hacerle adoptar, como a José Fransico de San Martín, el ideario revolucionario de finales del siglo xviii. A partir del mismo, ambos orientaron su desempeño en la vida política hacia las necesidades fundamentales de todo pueblo: soberanía política, económica y posesión de los territorios que explotan a partir del trabajo. Tanto Belgrano como San Martín fueron firmes creyentes en el desarrollo a partir de las industrias, la producción y el comercio de bienes dentro de un marco justo que beneficie a la Patria y el pueblo en su conjunto.
El 2 de junio de 1794 fue nombrado Secretario "Perpetuo" del Consulado de Comercio de Buenos Aires, por lo que unos meses después regresó a Buenos Aires, ejerciendo la función hasta poco antes de Mayo de 1810. En dicho cargo se ocupaba de la administración de justicia en pleitos mercantiles y de fomentar la agricultura, la industria y el comercio. Al no tener libertad para realizar grandes modificaciones en otras áreas de la economía, pues mantuvo permanente conflicto con los vocales del Consulado –pues todos ellos eran grandes comerciantes con intereses en el comercio monopólico con Cádiz-, concentró gran parte de sus esfuerzos en impulsar la educación. Su maestro Campomanes le había enseñado que la auténtica riqueza de los pueblos se hallaba en su inteligencia y que el verdadero fomento de la industria se encontraba en la educación.
Fundó la Escuela de Náutica y la Academia de Geometría y Dibujo, y por su iniciativa se editó el primer periódico de Buenos Aires, el Telégrafo Mercantil, dirigido por Francisco Cabello y Mesa, el que dejó de aparecer en octubre de 1802, tras tirar unos doscientos números, por problemas con las autoridades virreinales que veían con malos ojos las críticas y el estilo desenfadado de las sátiras de costumbres. Colaboró en el Semanario de Agricultura, Comercio e Industria, dirigido por Hipólito Vieytes. Allí explicaba sus ideas económicas: promover la industria para exportar lo superfluo, previa manufacturación; importar materias primas para manufacturarlas; no importar lo que se pudiese producir en el país ni mercaderías de lujo; importar solamente mercaderías imprescindibles; reexportar mercaderías extranjeras; y poseer una marina mercante.
Participó en la defensa de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, en las dos Invasiones Inglesas —1806 y 1807— y promovió la emancipación de Hispanoamérica respecto de España impulsando la Revolución de Mayo que destituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y creó la Primera Junta, que reemplazó al gobierno y que integró como vocal.
A fines de 1810 se le confía la Jefatura de la expedición militar que la junta de Buenos Aires envió al Paraguay. El 30 de diciembre de 1810 redactó el Reglamento para el régimen político y administrativo y reforma de los 30 pueblos de las Misiones, cuerpo legislativo de treinta artículos que Juan Bautista Alberdi utilizó posteriormente como una de las bases de la Constitución Nacional de 1853. Fue también jefe de una de las Expediciones Libertadoras a la Banda Oriental. En 1812 creó la bandera de Argentina en la actual ciudad de Rosario. Como general del Ejército del Norte, tuvo a su cargo la Segunda Campaña Auxiliadora al Alto Perú, dirigiendo el Éxodo Jujeño y comandando las victorias de los revolucionarios en la batalla de Tucumán y en la de Salta
Entre 1814 y 1815 Manuel Belgrano viajó con riesgo para su vida, tanto por estar enfermo como por ser considerado un súbdito rebelde, para negociar el reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas ante las potencias europeas, aunque sin obtener resultados. Durante su viaje como diplomático observó la hostilidad de casi todos los gobiernos europeos de entonces hacia las repúblicas y las democracias, ya que la restauración absolutista de la Santa Alianza se había impuesto en Europa.
El 6 de julio de 1816 Belgrano expuso ante los diputados del Congreso de Tucumán sobre la conveniencia de instaurar una monarquía de tipo parlamentario, que obtuviese las simpatías y el reconocimiento de las potencias europeas, y proponía instaurar en el trono a los descendientes de los Incas, pues en Buenos Aires se encontraba Juan Bautista Túpac Amaru, único hermano sobreviviente conocido del inca Túpac Amaru II. Su propuesta fue ridiculizada por sus contemporáneos que apoyaban la formación de una república. Sin embargo, obedecía a un inteligente cálculo por parte de Belgrano: la oferta de la corona a los Incas buscaba atraer la adhesión de parte de las poblaciones incas de las actuales zonas andinas de Bolivia, Perú y Ecuador al movimiento emancipatorio que se gestaba desde Las Provincias Unidas de Sud.
Seriamente enfermo de hidropesía, Manuel Belgrano muere el 20 de junio de 1820, en plena anarquía política, fecha recordada como el “Día de los tres gobernadores”, pues se desataba una crisis en el gobierno ejecutivo de la Provincia, esto ayudó a que su fallecimiento pasara casi inadvertido, pues el único diario que publicó la noticia fue "El Despertador Teofilantrópico", que era redactado por el fraile franciscano Francisco de Paula Castañeda. En sus últimos años fue atendido, hasta el momento de su muerte,  por el galeno que le confiara el mismo Juan Martín de Güemes, el escocés Joseph Redhead. Al no poder pagarle por sus servicios Belgrano quiso darle un reloj de bolsillo con cadena, de oro y esmalte, que el rey Jorge III de Inglaterra le obsequiara; ante la negativa del galeno a cobrarle, Belgrano tomó su mano y puso el reloj dentro de ella agradeciéndole por sus servicios. Murió en la pobreza, a pesar de que su familia había sido una de las más acaudaladas del Río de La Plata antes de que Belgrano se comprometiera con la causa de la independencia. Cumpliendo con su última voluntad, su cadáver fue amortajado con el hábito de los dominicos tal como era costumbre entre los terciarios dominicos, de los que formaba parte y fue trasladado desde la casa paterna en la que murió -actual Avenida Belgrano Nº 430- al Convento de Santo Domingo, recibiendo sepultura en un atrio. El mármol de una cómoda de su casa sirvió de lápida para identificarlo.

SU FILIACIÓN MASÓNICA: Manuel Belgrano fue iniciado en la "Logia Independencia" a fines de siglo XVIII en Buenos Aires. Integró la "Sociedad de los Siete", número de pertenencia claramente masónico, fundada por Juan José Castelli -miembro y Venerable Maestro de la "Logia Independencia"-. El grupo se reunió con la máxima discreción desde 1801 en la Jabonería de Vieytes y en el domicilio particular de Rodríguez Peña. Las acciones de la "Sociedad de los Siete" alcanzaron sus objetivos el 25 de mayo de 1810. Varios de sus integrantes pasaron a ocupar los principales cargos en la Primera Junta de Gobierno Patrio. Algunas fuentes historiográficas señalan que posteriormente Manuel Belgrano fue Venerable Maestro (Presidente) de la "Logia Argentina" en Tucumán, cuando comandó el Ejército del Norte; y otras indican que esa logia también contó con la participación de José de San Martín. Esa unidad masónica se denominó después "Logia Unidad Argentina" y trabajó en San Miguel de Tucumán.

0 comentarios:

Publicar un comentario